EL APLAUSO DE LA LLUVIA
Retirémonos, mi vieja computadora,
mi confidente, mi amiga.
En lo que termine la vida,
haz que sea una obra maestra nuestra construcción,
sin tipos, sin tinta, sin presión alguna, sin imprenta.
Aprendiz del verso y la prosa,
del ensayo y la novela de amor y protesta,
avanza en tu viaje sin escuchar,
sin lisonjas ni sombras opuestas; te desvían.
Escúchale solo a tu interior divino, es el correcto.
Disfruta de tu seguridad, que no tiene sexo,
de tus principios, que no tienen género;
torea a la valentía y a la cobardía,
que no distinguen entre hombres y mujeres.
Y cuando se apaguen las luces,
cuando el telón cierre tu boca,
cuando el conserje se lleve las llaves de tu historia,
¿qué quedará si nadie vino al teatro a admirarte?
No el inmenso vacío, ni tu propia decepción,
sino la ausencia del eco de tu obra por no ser genuina.
Subí a la terraza para reflexionar más,
y la lluvia me aplaudía, eso sentí.
Estamos escribiendo nuestras líneas vitales y sociales,
y tú, computadora mía, tan fiel en silencio.
Era la voz de los dioses agradeciendo sin truenos,
era la danza del universo palmeando mi piel con su amor,
mojándome y aprendiendo de la noche con respeto.
Ahora entiendo más lo sagrado:
el poeta tiene otro tipo de palmadas más auténticas.
Malditos aquellos
a quienes el mal les inspire y reciban aplausos,
como el político que engaña y vende falsa esperanza,
porque el arte no es para el mal ni para el fraude civil.
Suplico a la dividida humanidad:
no mates a la poesía,
no mates al poeta,
no destruyas la paleta de colores ni el pentagrama,
no mates al arte y sus memorias.
Sin expresión artística, el alma abandona tu existencia,
no mates al creador,
te matas;
¡nos extinguiremos sin ya amarnos, los unos con los otros!
Autor: Franz Alberto Merino Dávila
Poeta y escritor guayaquileño
#franzmerino @franzmerino
Ecuador – Sudamérica
2025
https://cuidadoresanonimos.blogspot.com/