SUSPIRO BENDITO DE OCTUBRE
Se
construyen los suspiros desde el grito inicial del Cosmos.
En la
Tierra se dividieron en dos, el femenino y el masculino.
Nació el
suspiro de la bella madre costeña.
Nació el
suspiro del apasionado padre serrano.
Cuando ambos
volvieron a ser uno: nació el de mi niña amada.
Suspiros
que van y vienen por el caminar de nuestros pasos,
con
ingredientes de alivio, de pasión, de cansancio y del ausente.
Sin remedio
navega el fatal, flota el final, sin eterna aceptación…
El suspiro
que La Dualidad Sagrada me impuso inhalar,
al
exhalarlo lo coroné con la prosa de mi poesía más triste;
el último
que como acuario sin agua me dejó: la muerte de mis padres.
Suspiro
bendito que vienes y te vas, con alegría y dolor.
Suspiro que
nunca te quedas en el Paraíso.
Permaneces,
eterno, solo en la ficción.
Y, en cada
octubre:
Me visitan
esos suspiros mágicos, el de mi vital cría con sonrisa sin dientes;
Y el de mi
Guarda, mi añorada y venerada Mamacita, con alas…
Franz Alberto Merino Dávila
Poeta y escritor ecuatoriano que aún suspira,
por ti.
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