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domingo, 10 de julio de 2022

FLAMENCO, FANTASÍA Y SENSUALIDAD.

 



FLAMENCO, FANTASÍA Y SENSUALIDAD.

En la alcoba de mi musa ella está lista, es su aroma, algo sucederá.

Mi tributo hacia la sensualidad me espera, iniciará mi locura; lo sé.

Sus curvas son flamencas, mis dedos la saborean tocándola, erótica vibra.

Mis palmas danzan con su desnudo tibio, nace la fantasía; ella lo sabe.

Mi gusto se deleita con su miel, nos bebemos, nos miramos sedientos.

Su boca activa el botón y enciende más su hoguera; contribuyo dándome.

Nuestra experimentada pasión borra todo estigma de pudor y control.

Donde se fraguan sus íntimos recuerdos, también se forman los míos, privilegio.

Vivirá, viviré, la Vida mostrándonos su placer, vivir haciéndose único objetivo.

Ahí en su cadera, le sucede, nos sucede, pura belleza de bailarina gitana.

Sumamos uno siendo dos, yin y yang, una dualidad, otro extasiado flamenco.

El vino nunca se acaba con ella, solo entra en pausa, como luz de Luna espera…

Pronto regresaré a embriagarme otra vez con sus gemidos, mujer maja y música mía.


Franz Alberto Merino D’Ávila

Poeta y escritor sudamericano.

Loja, Guayaquil, Ecuador.

La pintura tiene su propia autoría. 


P.D. Inspirado en la exquisita música flamenca y en la fantasía que me genera las curvas perfectas de sus bellas bailarinas. Poseo esa hembra, usted lo sabe.

#franzmerino @franzmerino

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sábado, 19 de septiembre de 2020

CÁNTAROS, JAZMINES Y HECHIZOS DE DESOLACIÓN.

 


CÁNTAROS, JAZMINES Y HECHIZOS DE DESOLACIÓN.


Porcelana blanca, irguió sobre un plato viejo para amoldar.

El torno muy usado apenas contribuyó con la estética y su destino.

Las manos del anciano alfarero un asa torcida torpemente colocó.

El cántaro atípico observó la fatal caída de su creador sobre su barro.


Pasaron diecinueve años y nadie lo usó, ni admiró, arrinconado vivió.

Por lista de herencia llegó hasta la aprendiza universitaria de idiomas.

De florero lo usó, no pretendió llenarlo con precipitado vino de adolescente.

Con fragancia a jazmín ahora le recibiría su dormitorio juvenil lleno de peluches. 


El cántaro, varias veces tomaba pleno sol, las flores blancas lo exigían.

Más reposaba debajo de la copia posimpresionista “Les Tournesols” de Van Gogh.

La mesita del rincón lo sostenía, y dentro del cajón un hechizo de amor había.

Durante muchas noches, atestiguaría la relectura del hechizo y poemas tiernos.


Por jugar tanto al romance, cierta tarde iracunda estrelló el cántaro sobre sus duelas.

Siendo catecúmena sintió asco al enterarse que su sobrino deseaba poseer su cuerpo.

Se dirigió al cajón del rincón, extrajo los poemas y el hechizo de amor. 

Prendió fuego a todos esos escritos con seudónimo “secreto de confesión”.


Sus senos antes virginales los sintió sucios, manchados, incestuosos, le urgía mutilarse.

Sin más cogió las tijeras para las flores, herida fatal insertó en su pecho, indignada.

Las llamas pronto avanzaron a la cama de madera, a la puerta, a toda la habitación.

Desquiciada cayó al piso entablado, miraba los pedazos ahumados de su cántaro raro.


Ella y su cántaro heredado se mezclaron con otras cenizas, se fusionaron con el lodo.

La fragancia de aquellos jazmines finalizó… otro idéntico aroma retornará en vasija metálica. 

Un consolante hechizo mágico se acopla, lo componen salves y ruegos de fieles religiosos.

Donde abundan los cántaros de bronce se puede ver, oler y escuchar el hechizo de desolación.



Autor: Franz Alberto Merino Dávila

19-09-2020

Loja, Ecuador.

@franzmerino #franzmerino

La foto pertenece a otro autor.

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lunes, 12 de marzo de 2018

¡ANTES DE CAMBIAR, PENSAR!


¡ANTES DE CAMBIAR, PENSAR!

Siempre me han cambiado por alguien más fácil de dominar, pero nadie superior.
Yo lo sé, después de haber llorado en privado  lo concluí. 
Todo pasará, estaré bien, aunque me incomoden sus miradas no encontradas.
Lo entendí, me abandonará, las señales lo dicen; el alejamiento empezó.
Mantendré mi rebeldía, me volveré a enamorar de mí, me mimaré y consentiré. 
¡Ya, su compañía a medias no la soporto! ¡Prefiero mi soledad junto a mis locuras!
Para quién lo hizo, para quién me dejó, mucha suerte con el ente que vendrá.
Se lo deseo con toda mi alma. 
No obstante, es imposible olvidarme. Su odio sí me rozará, pero no me alcanzará.
Recuerde, fui yo quien le robó el primer beso y me favoreció con su desbordante pasión.
Deberé reconocer y valorar solo a quién esté dispuesta a realizar muchas cosas por mí. 
Ella perennizará  en mi cuerpo, en mi corazón, en mis escritos libidos y poéticos.


Franz Merino
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