EL ABRAZO SE FUE
La agraciada libertad y expresarla a plenitud corriendo sin miedo, dejé de verla.
La sigilosa escondida detrás de la puerta y el susto gracioso, se fueron.
Mi risa, como padre, pasó; era la continuidad al escuchar a la preferida risa infantil.
Y, viajé a buscar esos abrazos matinales… ya no los tengo: ni en plenilunios, ni en arcoíris.
Escudriñar en mi colección virtual momentos con mi “Gasparín”, me apacigua.
El abrazo entre adultos en las fiestas, pocas veces me llenan, otros me intrigan.
Añoro el largo abrazo sutil; pidiéndole luego sea más fuerte; como el del retorno de guerra.
El inocente beso ya no me acompaña en mis mejillas, en este camino recorrido de espinas.
Vive hoy conmigo, un fantasma que me hinca, me lastima, me destroza llamada nostalgia.
El Plan Divino funciona como si nada le importarán los tristes, los lamentos y sus oradores.
¡El tierno abrazo se alejó!
¡El beso angelical no regresó!
¡Mi plegaria decreció en su misticismo!
¡El corazón desahuciado perdió su ímpetu!
¡Todo, ya fue!
Franz Alberto Merino Dávila.
Vendedor de servicios y equipos informáticos.
Instructor y asesor de software empresarial.
Escritor y poeta sudamericano.
Loja, Guayaquil, Ecuador.
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