En un año bisiesto como este 2020 llegué apadrinado
por Acuario.
De seguro, mis honorables padres consolé con
mi nacimiento.
Les regalé mis diplomas, mis méritos estudiantiles,
mis poemas.
Viví, las consecuencias libertinas de haber
nacido en los sesenta.
Disfrutó mi cuerpo las lozanías de mis bellas
conquistas, talvez preñé.
Obsidianas verdes de rubia coqueta me atraparon
muchas tardes juveniles.
Amigué con lindas personas y mesticé con otros
inframundos.
Con mi bonanza intelectual engullí los frutos económicos…
En bohemias lo despilfarré casi todo… el derroche
financiero me ganó.
Un amor novato desilusioné; una madura me pretendía;
una costeña me ganaría.
Mis mejores años compartí con quien mezcló su
ADN con el mío; un día nos amamos.
Nació la más bella criatura, me hizo enormemente
feliz, soñada hija de mi vida.
Un amor infalible busqué en esos momentos nostálgicos
de abandono; me quemé.
Mi hogar intercambié con el otrora periodo travieso
de la carne y del corazón.
La tragedia avanzó como bruma asfixiante en
mis nuevos y solitarios días.
Estoy aislado, sobreviviendo un día a la vez, por
estas 24 horas aún vivo.
Si el coronavirus me visita, sin permiso cerrará
y sellará la puerta para que nadie entre.
Conversaremos sobre ajustes de cuentas
kármicas… él y yo, nadie más, sobre mis sábanas.
No me velará ni se despedirá mi princesa, ni
su madre, ni mi nieto… ni mis amigos…nadie.
No me untará con aceite de nardo mi linda novicia,
mi bondadosa y bendecida real pareja.
Dos ángeles acompañarán mi senda fúnebre… Viviré
en el Todo, allí es el final de todos.
Franz Merino, sobreviviente, solo por hoy.
@franzmerino
#franzmerino
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