EL PADRE HUELE A PROVEEDOR.
Y, huele a caña cuando nace un padre… huele a proveedor.
Los mangos le dan sabor, color y olor a sus besos.
Fuertes son sus abrazos como la suela producida de una curtiembre.
Su intelecto, risa y sonrisa, su alegría, son recordadas toda la vida.
Cuando se visualiza su llanto, lagrimean solidarios los cercanos.
En su ira, su mirada firme castiga provocando desazón en su receptor;
Sus palabras son más hirientes que los dichos por una madre;
Pero siempre devuelven su atención con arrepentimiento y su perdón.
Antes de cualquier viaje con su mano bendice a sus adorados hijos;
La mueve con suma tristeza mientras se despide haciéndose viejo.
Unos padres tienen trabajos comunitarios o en grupo, otros solitarios.
Cuando se generan los silencios en sus obligadas o gustosas jornadas;
Inmediatamente evocan a sus hijos, nietos, a toda su familia.
El amor con mimos, con reflexiones, con dinero y hechos lo demuestran.
Los padres no solo son el sustento familiar, son guías que enseñan a vivir.
¡Benditos sean todos ustedes padres y héroes de la vida!
Para los que ya partieron, sigan disfrutando de la paz del cosmos, de la Fuente.
Para los que quedan, sigan nutriéndonos con su amor y su propia luz.
¡A todos los veneramos con la grandiosidad del arcoíris espiritual!
©Franz Alberto Merino Dávila
Loja - Ecuador
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