¿Se paga… sin pagar con dolor?
¿Acaso no hubo deuda en el antes?
¿Acaso no hay deuda en el devenir… y en su sufrir?
¿Acaso la víctima tiene algo que cobrar?
¿Acaso el victimario debe algo… si él fue un fin y no un inicio?
¿Acaso víctima y victimario no lo separa un cordón rojo del límite?
¿Acaso la justicia de un lado… es injusticia para el otro lado?
¿Tal vez la piedra que te dio Natura no es para destruir, sino para muralla?
¿Cómo se paga el sufrimiento… si
empezó con amor, mucho amor?
¿Buscando una lanza para matar en las redes sociales, entregada a la condena
social?
¿Cómo?
¿No es suficiente que el victimario
no pueda borrar de su mente el instante castigador?
Que cada momento despierto le recuerde ese gran error humano… con Dios.
¿¡Acaso la víctima solo busca quemarte!?… y luego piensa: “¿Cómo fue su
pasado?”
Mejor lo perdono… porque el resto de mi vida me trae sorpresas, juicios y dolor
que ocasionaré.
Quizá no hay deuda, tampoco nada
que pagar…
Sino deudas transgeneracionales del cromosoma X… y del cromosoma Y.
Solo son espejos de dolor, no para romper… sino para dar la espalda, volver… y
sanar.
Rememorar y escribir tu historia… verdugo… agredido... ¡romper no borra, suma!
Y seguir con esa hoja en blanco que Dios da: escribir.
¡Eres víctima… yo también!
¡Víctimas y victimarios! ¡Los dos! ¡Siempre!
Y todo… con la gracia del Gran Ojo, la realidad Divina Dual.
Y el libro que contiene tu historia… la de los dos…
Víctima y victimario… sin arrogancia.
¡Nadie sin pagar, al final!
La víctima… buscando justicia.
El victimario… sin conciencia, también.
Viviendo a tu Dios… a mi Diosa… sin juzgarlos. Los dos.
Todo es un juego divino, no nuestro. ¡Rompecabezas!
En este mundo “al revés”…
¡No hay cura!
Hay ilusión del martillo.
¡No hay pago, ni cobro!
Tampoco pastilla… ni ampolla.
Nunca.
¡Sí, perdón!
¡Perdóname!
¡Perdonémoslos!
¡Muévete!
¡Y… auto perdón!
Otra grieta en algún lugar se
abrió…
¡No es tu culpa, tampoco tu pago!
Son cosas de tu evolución, de tu clan, de la voluntad de tu Dios.
¡No somos ciencia, no somos medibles!
¡Somos carne…!
¡No somos perfectos por ese dedo
del Edén!...
Los tres puntos suspensivos no son
para el escritor… ni para el lector…
Son para Él… ese derrame, de dolor
y culpa… ese canto…
Esos puntos…
Franz Alberto Merino Dávila Poeta y escritor ecuatoriano
para sostener a quien casi se rompió del todo... sin intención.
Aprenderás que no todo lo que brilla es joya,
pero que hay destellos sinceros en esas miradas,
en ese rostro que no te abandona,
en esas manos incondicionales de quien te ama.
Aprenderás que hay abrazos que llegan a ti
sin sentirlos, sino imaginándolos,
de quien se queda en tu mente por amor,
y cuya voz escuchas... cuando todos se van.
Aprenderás que hay presencias que no necesitan cuerpo,
porque viven en los gestos y en la sangre que heredaste,
en los pensamientos que te enseñaron a resistir, a sanar, a restituirte,
cuando este mundo conflictivo quería desviarte y hundirte...
Franz Alberto Merino Dávila
Comparto con admiración la voz narrativa y el legado inspirador del académico, poeta y político Juan Andrés González Alvear, quien interpreta el poema “Aprenderás”, atribuido a William Shakespeare, con una sensibilidad que honra cada verso. Su lectura transforma el texto en experiencia vivida, y puedes escucharla en: https://www.youtube.com/watch?v=_We4S1zq3V4
Empresarios de toda escala
—principiantes, pequeños, medianos y grandes— en Guayaquil y en la Costa están
viendo quebrar sus sueños. Los vacunadores siguen sembrando miedo, mientras clientes
y amigos huyen sin apoyo, con destino incierto y sin piedad.
La Costa ecuatoriana está a la
deriva; los ciudadanos, sin protección real, han sido desarmados por decisiones
pasadas que delegaron esa responsabilidad a una fuerza pública HOY INOPERANTE.
¡BASTA!
Despidan a quienes no cumplen su
labor.
Que se vayan los que usan uniforme
sin vocación ni coraje.
¡COBARDES DE LA POLICÍA Y FF. AA.!
¡FUERA!
¡YA, BASTA!
Y si no hay respuesta, entonces:
¡cambiemos de gobernante con carácter de urgencia!
A quienes pretenden sembrar en mi ser, o injertar en mi
tronco espiritual, líderes distópicos o figuras políticas malditas:
No soy tierra
fértil para el odio lleno de palabrotas, ni antena de destrato y medio de
saqueo,
ni mente baldía
para la diáspora de la manipulación venenosa y purulenta en las sombras.
Solo hallarán
resistencia lúcida en mi terreno andino sin nieve, sí con lava ardiente.
Aspiro tizar en las canchas mentales de los devotos del
conservadurismo extremo y la ultraderecha, no como acto de confrontación, sino
como reivindicación del pensamiento crítico. Mi único líder es el mutualismo
simbiótico con la Dualidad Sagrada, quien usa el dedo índice de la Capilla
Sixtina de mi sindéresis.
No es cansino gritar hasta el final a mi gente:
¡Pasos sin miedo! ¡Justicia, conocimiento, verdad y alegría!